Es cierto que la historia comenzó similar a todas las catástrofes administrativas conocidas por todos. Acudí a la delegación policial de San Isidro, previo llamado telefónico para asesorarme. Costó, pero finalmente conseguí un lugar para estacionar. Esperé aproximadamente media hora mi turno a pesar de la advertencia del policía de la recepción sobre el horario ¨suizo¨ que cumplían estos empleados atendiendo hasta las 12hs, interrumpiendo de manera abrupta su actividad a esa hora sin importar cuanta gente todavía quedará en la cola. Cuando finalmente llegué me dijo que el pasaporte no se puede renovar, que hay que hacer uno nuevo por mas que no esté vencido (muy lógico: una reválida no cuesta lo mismo que un pasaporte nuevo ($130.-)) y que debía presentar DNI con fotocopia del último voto (?) quien sabe por y para que, y finalmente que el trámite dura 90 días.....hábiles.
Como necesitaba el pasaporte para esta década decidí ir al afamado edificio de Azopardo 620 donde el tramite es mas ágil. Previamente hice el intento de hacer el llamado a un ¨contacto¨ que por $ 500.- te lo entrega en 10 días y sin hacer cola. Para no traicionar mis principios; no coimearás (principio moral) y no gastarais dinero en vano (principio judaico) desistí de esta opción.
Con el estómago revuelto inicié mi largo viaje al centro esperando encontrarme con lo peor. Caminado por Azopardo me asombró no ver gente durmiendo en la calle esperando su turno, - ¨Claro! Son las 9 am, y ya deben haber entregado todos los números de hoy¨- pensé mientras mi panza me daba otro pinchazo. Escéptico entré y vi una cola de 50 personas esperando prolijamente, sin colarse, a ser atendidas. Fui hasta el final de este enorme salón, que a diferencia de mi última visita, las paredes ya no eran amarillas, y tenía alrededor de 20 escritorios de atención al público, una enorme cantidad de butacas y varios paneles anunciando el próximo número.
Una sonrisa me recibió en el mostrador, una eficaz explicación de las fotocopias que me faltaban (aunque tenía todo lo que en la Policía de San Isidro era suficiente?) y un gesto de no preocuparme por eso ya que tendría tiempo de sobra para hacerlas a la vuelta, me tranquilizaron y mi estómago comenzó a aflojar. Eran las 9.28 am. Tenia el Numero 286 y faltaban tan solo 207 para que me atendieran. Tranquilamente me dispuse a hacer las fotocopias, comer unas galletitas y leer ¨Crítica de la Argentina¨.
Cuando finalmente llamaron mi número, otra señora, policía, me atendió también con una sonrisa y 3 minutos después estaba haciendo la breve cola para abonar el importe correspondiente. La espera se trasladó luego al fondo, en otro hall, también acondicionado con cómodos asientos y paneles que llamaban por el mismo numero recibido al principio del trámite. INCREÍBLE, Que organización!
Cuando nuevamente era mi turno, entré a la sala de ¨fotografía¨, ahí ni las uñas kilométricas y la ¨mala cara¨ de la oficial a cargo, ni el precario sistema para capturar la huella digital y la firma, pudieron sacarme de mi asombro, solo me hicieron constatar que no era un sueño, sino que estaba experimentando una vivencia real!
De ahí, directo por un pasillo llegué a lo que sería la parte mas moderna del trámite. Otra simpática señora me lleno los 10 dedos de tinta, los estampó prolíjamente por duplicado y luego me insistió en usar solo detergente y papel. Hice caso, recuperé mi color de piel en un 98,5%, guardé el ticket que es por un lado comprobante del trámite y por otro informativo para seguir el mismo on-line (obviamente me apresuré a constatar su buen funcionamiento que en efecto es correcto), caminé por otro pasillo, y previo paso por el baño volví a encontrarme con la calle Azopardo. Esta vez eran las 11.18hs. Todavía no lo puedo creer!